Cariño y Delaporte en el Atlàntida Film Fest

No por esperado fue menos celebrado y triunfante. Los lenguajes actuales del sweet pop de Cariño y hard pop de Delaporte reventaron los suelos de Ses Voltes en una de las jornadas destacadas del Atlàntida Film Fest.

Fue salir Cariño y acabarse todo: el ansia, la prisa, el deambular, el que sí que no, hacer cola, ir a mear. Salieron en cuarteto formato 2+2 (las noticias recientes indican que ya no son un trío de base), y ya todo pasaba y se concentraba en el escenario. No costó nada decir cuánto las queremos, porque se marcaron un recital de intensidad constante. Como ya es costumbre en ellas, hubo motor de explosión sobre las tablas y nada gripó. Muy buen poperismo dulzón que en su caso no epata sino induce a sonrisa y caderismo. Lo que en otras propuestas chirría de infantilismo, en la suya convence por proyecto y solidez.

Con Delaporte se nos puso cara de diabla a toda la audiencia. Fueron a piñón: hard techno pop de primero, segundo, postre y resopón. Primó el ser malas aun con momentos para ser delicadas, reforzado por la hiperempatía de la líder. No hubo cuerpo que se parase un momento porque no tuvieron piedad de nadie. Rave pop futurista asentado sobre esencias VHS. Reventaron el suelo y crearon mantra: Delaporte curan.